Profundo pesar y consternación produce, en la comunidad intelectual, la muerte del conocido Poeta Mayor. Don Alfredo José Delgado Bravo, de 84 años, acaecido ayer en el Hospital Almanzor Aguinaga Asenjo, en horas de la noche.
La Municipalidad de Monsefu declaro duelo distrital, izando la bandera de la ciudad a media asta, para mañana domingo se rendira homenaje en la segunda etapa de la comuna a las 12 del mediodia.
Alfredo José Delgado, aquejado desde hace unos meses de una enfermedad, había limitado sus presentaciones públicas y los homenajes que se le tributaban conociendo su delicado estado de salud.
Con don Alfredo José Delgado Bravo se va toda una tradición sonetista y de los poetas de respeto, tradición y gallardía provinciana. El cosmonsefuano, como le gustaba hacerse llamar, no sólo era un hombre de letras, sino que ejerció la docencia, la asesoría literaria de la Gen. del 60 y de todas cuanto le pidieron consejo. De un humor siempre juguetón, dicharachero, enamorador empedernido de las mujeres y de la vida. Don Alfredo siempre tenía un apotegma para cada ocasión, era el típico norteño amigable y jacarandoso. Era tenido por todos como el padre que siempre daba lecciones en sus escritos y en sus enjundiosos discursos. Vallejólo por convicción, sonetista por inspiración, crítico literario por vocación, don Alfredo José fue toda una institución literaria.
Sus restos se encuentran velando en estos momentos en la Iglesia de la Consolación de Santa Victoria. Mañana domingo 05 de octubre será su sepelio.
Alfredo José Delgado, aquejado desde hace unos meses de una enfermedad, había limitado sus presentaciones públicas y los homenajes que se le tributaban conociendo su delicado estado de salud.
Con don Alfredo José Delgado Bravo se va toda una tradición sonetista y de los poetas de respeto, tradición y gallardía provinciana. El cosmonsefuano, como le gustaba hacerse llamar, no sólo era un hombre de letras, sino que ejerció la docencia, la asesoría literaria de la Gen. del 60 y de todas cuanto le pidieron consejo. De un humor siempre juguetón, dicharachero, enamorador empedernido de las mujeres y de la vida. Don Alfredo siempre tenía un apotegma para cada ocasión, era el típico norteño amigable y jacarandoso. Era tenido por todos como el padre que siempre daba lecciones en sus escritos y en sus enjundiosos discursos. Vallejólo por convicción, sonetista por inspiración, crítico literario por vocación, don Alfredo José fue toda una institución literaria.
Sus restos se encuentran velando en estos momentos en la Iglesia de la Consolación de Santa Victoria. Mañana domingo 05 de octubre será su sepelio.
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